Un día como hoy recuerdo cuando recapacité en el desafío de mantener la mirada en Él. Asaltada por el vaivén de
la vida sobrevenía constantemente esta idea. Fue en una tarde de Diciembre quieta,
iluminada, donde la frescura de la fecha invadía, y leía esto en Hebreos 12:2
"Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe,
quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza
que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de
Dios".
"Mirad al Rey" me
decía, ¡sí míralo! No lo lamentaras. A tiempo una canción del mismo nombre
resonaba.
Indudablemente se convirtió
en un lema entrañable atravesando alegrías, tristezas, sueños, decepciones, encuentros
y desencuentros: vivir.
El Rey me ha sostenido. Entretanto
prosigo con la mirada puesta en Él.
¡Sí, míralo! No lo lamentaras.
Así, levantarse y
permanecer.
Meligsa Funes
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