Miro hacia atrás y hacia delante, y me pregunto: ¿por qué
no mirar lo que tengo justo al frente? No lo lejano ni el pasado, no un
horizonte por descubrir, sino más bien la actualidad. No divagar, pues preciso
andar y necesario percatarme del presente para poder extenderme hacia el por venir porque hoy dejará de existir para
convertirse en mi ayer.
Contigo Dios puedo dejar de debatirme entre mis
razonamientos y los de los que me acompañan en este trayecto llamado vida,
puedo respirar, puedo detenerme un momento solo para hablar contigo y reconocer
que tú estás a mi lado en mi entero camino. En ese instante entiendo que
todo estará bien.
Proverbios 4: 25 Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.
Meligsa Funes
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