Sobre el poema “La aventura de la espera”


Un poema de amor llamado “la aventura de la espera” lo escribí hace un tiempo, es muy tierno y hasta empalagoso, cada vez que lo leo sonrío. He decidido publicarlo al igual que muchos otros escritos que tengo en cola. Lo iré haciendo poco a poco y paso a paso.

Hoy lo volví a leer y pensando en eso de “esperar” imagino que sería idóneo poder escribir estas líneas en circunstancias diferentes, es decir, no estar esperando nada. Creo que eso sería excelente, pero no es así, existen muchas cosas por las que espero.

Esta aventura aún no ha acabado, aunque empezó hace rato, desde que tengo uso de razón (en todas las áreas que abarca mi vida, al igual que ustedes).

Y como toda aventura tiene emoción, alegría, amor, temor a lo desconocido, lo que en el momento es incierto y por supuesto, desespero algunas veces. Pero, principalmente esperanza, y aunque suene contradictorio, ¡sí, esperanza!

Razonando un poco, ¿quién esperaría algo sin tener esperanza en que lo recibirá? 
No estoy hablando únicamente de estar totalmente seguros en obtener algún día lo que deseamos, sino de permanecer esperando con paciencia porque algo dentro de ti te alienta en que eso puede ser real. Es cuando nuestro corazón alberga una luz pacífica y dulce que te entibia en la frialdad de los rostros que te dicen “eso no llegará”, “olvídalo”, “no pierdas tiempo”.

Esperamos y creemos que podremos ver alcanzado nuestro anhelo en un perfecto tiempo y podremos decir terminé este viaje. Aunque nuestra mente sabe que siempre se iniciará una nueva aventura.

Un dicho conocido dice: “la esperanza es lo último que se pierde”, no puedo negar que me gusta mucho, tiene algo de perseverancia y bondad en el que me emociona.
De hecho funciona algunas veces recordarlo especialmente en situaciones extremas (es broma).

Ahora me aferro más a ese pensamiento pues encontré uno que expresa en forma similar y con mayor autoridad (es así para mi) su contenido en el final de un texto de la Biblia en 1ª Corintios 13:13 Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

El caso de que la esperanza es una virtud que permanece hace que se sostenga y mantenga vigentes los objetivos, metas, sueños, anhelos y propósitos de vida definidos, ¡cuánto más los de Dios!, en quién podemos tener plena confianza.

También refiero estas palabras en Romanos 5:5 Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones
Están en otro contexto pero le dan el mismo significado a la esperanza y es que no es en insustancial tenerla, si aguardamos en ella todo resultará más brillante, más agradable e iluminado.

Sin olvidar que nuestra vida ha sido diseñada con perfección por el Creador y nos cuida, también es determinante esperar en Él y sus promesas para todas las esferas de nuestra existencia.

Ánimo en esa aventura que termina y comienza, pues siempre habrá algo que esperaremos y durante ese proceso nos ayudará a enriquecer nuestro ser.
¡No pierdas la esperanza! Y menos cuando está establecida en el fiel amor de Dios.


Meligsa Funes

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