Ese primer encuentro sólo eras un nuevo nombre para mi lista de conocidos.
Te vi y pensé: debe ser una buena persona.
Ese día casi me olvidé de ti
y tu nombre sólo lo recordé porque tengo buena memoria.
A primera vista parecías un poco más que normal,
eso creo; casi no recuerdo
lo confieso.
A primera vista te esfumaste de mis pensamientos
y te quedaste donde mi expectativa me guiaba,
allí, en ese primer encuentro.
¡No te asustes! no fue malo ese momento y me falló la percepción.
A veces nuestra percepción se confunde con la de otros y se extravía,
pero, prevaleció el sentido común
y lo que realmente es valioso en una persona.
Con el tiempo esa prevalencia se dejó notar así como tú.
A primera vista quizás no te dejaste ver;
corrijo, fui yo quien no se dio cuenta.
Luego de tanto mirarte,
gota a gota,
palabra a palabra,
poquito a poquito
asumí que te transformaste en esa persona brillante.
Al continuar viéndote
comprendí que siempre fuiste de esa forma.
Es que en ocasiones somos tontos por dejarnos deslumbrar
sólo por las personas que te atrapan a primera vista.
Mas hoy, con la vista “N” veces de verte,
de conocerte,
de asombrarme de cómo realmente eres
agradezco cuán afortunada soy de poder seguir viéndote.
Incluso agradezco que no me hayas cautivado a primera vista.
Pienso que una primera vista no es suficiente
para reconocer que personas como tú son de esas que anhelamos poder ver siempre.
By Mel Funes
n veces vista.
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